martes, 17 de junio de 2014

1 conflicto, 3 miradas



El conflicto Palestino-Israelí ha tomado dimensiones tan complejas y profundas que resulta casi imposible pensar una solución como alternativa al problema que atraviesa la región hace más de tres décadas y que involucra y enfrenta sistemáticamente a dos pueblos con idiosincrasias, creencias y aspiraciones tan disimiles.
A pesar de las presiones internacionales que atraviesa el Estado de Israel para efectivizar un acuerdo de paz,  judíos y palestinos parecen destinados a no lograr un entendimiento y seguir en pie de lucha, sin paz, atravesando guerras cruentas, catástrofes humanas y actos terroristas que extreman a toda la población a vivir en una tensión cotidiana constante.
En este contexto Israel vivencia hoy una situación interna peculiar, por un lado están quienes tienen una posición radicalizada, creen en el Estado de Israel, apoyan la operación militar, la ocupación de los territorios palestinos y niegan la magnitud del conflicto. Y están también, quienes plantean su disconformidad frente a los atropellos que vive cotidianamente el pueblo palestino, incluyendo la invasión de su territorio.
Partiendo de este análisis es que me pareció atractivo conocer diferentes voces, poder contraponerlas y recorrer el conflicto de manera particular, visto por los ojos de quienes lo viven o vivieron de algún modo. A través de algunas preguntas intentare encontrar una perspectiva del conflicto, con  los testimonios de Sergio Rocha, un uruguayo de 61 años, judío, que vivió en Israel desde 1976 hasta 1982 y simpatiza con la izquierda israelí, a Yehuda Katz, un argentino, judío, de 22 años, miembro actual de la logística del Ejercito Israelí, y a Amit Giat un israelí de 30 años, que al terminar el servicio militar decidió dejar Israel para vivir en la India.
“La manija de la resolución del problema no lo tienen ni los palestinos, ni los de afuera, lo tiene solamente el Estado de Israel, porque es el más poderoso y el más grande", dice Sergio Rocha cuando responde la pregunta sobre cuál es la posibilidad de que el conflicto se resuelva, y agrega "la realidad es que por ahora Israel no tiene ninguna intención de paz". Rocha habla desde su conocimiento y experiencia, vivió en Israel los años suficientes como para entender que es un país tremendamente dinámico en donde se vive un fenómeno sociológico “muy particular”, en donde nadie puede vivir al margen del conflicto, porque la vida de las personas está atravesada completamente por la sobredimensión que tienen de la seguridad nacional, “toda tu vida en Israel es seguridad nacional, no existe ni un hombre ni una mujer que no haya pasado por el ejército, tenga manejo de armas o tenga incluso algún rango en el ejército”, explica Rocha.
Ese es el caso de Yehuda Katz que con apenas 12 años y en un contexto de crisis económica su familia decidió dejar argentina para viajar a  Israel y hoy, con 22 años, es un ferviente defensor del Estado de Israel y del movimiento sionista, de quien cree que es “gente a la que le interesa su país y por eso pelea por su pueblo”, Katz considera que en Israel el pueblo lucha por lo que le corresponde, “como todas las personas y pueblos normales en el mundo”, ve con normalidad y defiende con fiereza la obligatoriedad a realizar el servicio militar, afirmando que si un pueblo muy chiquito como Israel está en guerra es necesario que obligue a su gente a salir a pelear para poder defenderlo.
El discurso de Katz se contrapone con el de Amit Giat, un joven de 30 años que después de finalizar el servicio militar obligatorio y con apenas 22 años decidió alejarse de Israel para viajar por Europa buscando “paz, amor y libertad”. Después de su experiencia en el ejército Amit necesitó encontrarse consigo mismo, recuperar su vida y fundamentalmente recuperar su libertad, la que dice, perdió durante los tres años que duró su servicio al estado de Israel, “me fui de mi país por el ejército, el odio, la agresividad, la burocracia, energías muy fuertes y negativas, por el gobierno y porque no hay libertad”. Después de muchos años de búsqueda por el mundo Amit decidió irse a vivir a la India y no regresar más a Israel ni a la intranquilidad de vivir inserto en una sociedad militarizada, “no volvería a mi país excepto que allí encuentre paz y amor, sin guerras, ni odio, ni ejército. Israel es una tierra hermosa, pero el problema son las personas, y el gobierno en especial”.
Al igual que Rocha, Katz responde acerca de la resolución del conflicto que vive el estado de Israel, pero su opinión es un tanto más simplista ya que Katz cree que el conflicto se da porque hay dos pueblos que quieren vivir en un mismo país “y por eso las cosas se vuelven más complicadas”. Por su parte Giat, dirá que el conflicto no va a resolverse nunca porque ninguna de las partes va a salir de su postura, ni va a ceder, además afirma que el problema que atraviesa a Israel “es porque todo es un juego de poderes”.
Cuando la pregunta es acerca de los medios de comunicación los tres entrevistados coinciden en afirmar su influencia. Por su parte Katz cree que el Estado de Israel es víctima de la manipulación de la prensa cuando cuenta al mundo sobre su país, “la prensa miente con la información que trasmite, hay atentados a veces, pero no se vive acá con el miedo que las noticias le muestran al mundo por la televisión”, en contraposición a su discurso Giat dirá que Israel es un país que vive en guerra, en donde abunda el miedo (incluso viviendo en Tel-Aviv, lejos de las zonas de conflicto), se respira temor y se siente el clima bélico, todo fomentado principalmente por las noticias.
Coincidiendo con Giat, Rocha dirá que tanto el aparato de prensa, como las instituciones judías no entienden la raíz del conflicto, o lo soslayan o son cómplices, “vaya uno a saber”. Rocha afirma que desde los medios de comunicación se tiende a simplificar el conflicto con un aparato de propaganda “impresionante”, que la difusión que tienen desde el estado le permite a Israel aprovecharse de situaciones para usarlas a su favor, “el gobierno Israelí usa las organizaciones judías que están fuera del estado de Israel como si fueran parte del estado y tiene toda una estructura de prensa montada para fomentar eso”. Además, es consciente de la estereotipación que se hace sobre el conflicto y principalmente sobre la imagen de los palestinos.
Por último, sobre Israel Rocha dirá que es un país “muy pragmático” al que siempre le sirvieron las guerras, al igual que la beligerancia con los países de alrededor, “sin guerra no existiría Israel, es un país muy pobre, con territorio pobre, con poca energía, en donde el pueblo de Estados Unidos es imprescindible. Tiene toda su estrategia, su industria y sus recursos perfilados para la guerra”. Por su parte Katz dirá que Israel es un país maravilloso, con buenas personas y un gobierno excelente. Y Giat afirmará que la energía de Israel es muy extremista, violenta y radical, y todo generado desde el gobierno, aunque sigue soñando con vivir en Israel en paz sabe que lamentablemente eso es inviable, “deseo para mi país solo paz y amor; esa creo que es la fórmula para ser felices y vivir en un mundo hermoso”.

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